DESPUES DE SEMANA SANTA

by Alberto Torres

La semana mayor debió ser un espacio de reflexión y autocrítica para todos aquellos que tienen fe en los valores cristianos que a la vez deben ser aplicados en cada actividad de la vida sobre todo si su responsabilidad es, o será, la de llevar por el sendero del bienestar a toda una nación que debido a las demagogias y engaños que ha sufrido no espera un cambio que devuelva la esperanza en el porvenir.

Pero que expresa un quizás o un ojala como ultimo hálito de fe en la posteridad. Un ojala que es un deseo que para ser realidad implica que en lo adelante los políticos como hombres de fe y buenos cristianos dejen las ofensas a un lado y se unan, busquen soluciones a las debilidades históricas de la nación, tomen conciencia de lo que realmente representan para los pobres, los humildes, y para aquellos que depositan su confianza pensando en un mejor país; que comprendan que el pueblo aun pone sus esperanzas en ellos.

Que digan la verdad, que no hurten, que amen a su prójimo aunque este sea su contrario, que no sigan matando moralmente a la sociedad, que ayuden actuaciones a ser madurar el arbol de la democracia. Que entiendan que con prudencia, templanza, coraje y justicia se logra el desarrollo y el bien común; que tomen en cuenta las necesidades de los sectores explotados y humillados por el existente sistema socioeconómico, que tengan visión de futuro.

Que respetan las leyes y códigos establecidos, que sean responsables de sus actos, que conozcan su gente, que acaben con las impunidades, que trabajen a favor de los indigentes, los desposeídos y los desvalidos; que se conviertan en Quijotes y defiendan las buenas ideas, los planteamientos progresistas y las propuestas correctas, que realmente haya un cambio para que llueva café en el campo.

Implica esto y mucho más. Si la clase política dominicana quiere cambiar el pueblo se los agradecerá, de lo contrario que Dios los perdone.