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"TODO LO QUE EL JOVEN DOMINICANO DEBE SABER"

viernes, 1 de agosto de 2008

Mandela: paradigma de perseverancia

Colaboración de Pablo Louis Santana

Siempre he pensado que el honor y los homenajes deben rendírsele a una persona en vida y no cuando esta deja de existir.
Hay un personaje que desde que escuché sobre su vida ha sido mi inspirador, sobre todo (en momentos difíciles que uno atraviesa, en el cual siente que el mundo se le cae encima). Como luchador por la libertad de su pueblo, como político, como estadista y como ser humano.

Libre de las mezquindades que confiere el poder, el mayor estadista de la actualidad, máximo ejemplo de superación y desprendimiento de este siglo, para mí lo es: Nelson Mandela.
Mandela nació en 1918 en la profundidad de la miseria rural de una tribu del sudeste de África del Sur. Creció huérfano de padre, pero tuvo la suerte de ser protegido por un líder tribal, lo que aprovechó para estudiar. Dicho conocimiento lo llevó a la lucha por la libertad, la cual emprendió mientras recibía la educación secundaria.

Con tan solo 24 años de edad se convirtió en cuadro y dirigente del Congreso Nacional Africano (CNA), organización creada para luchar por la liberación de los negros de África del Sur.

Fue victima de la más encarnizada represión, numerosos encarcelamientos y privaciones, hasta ser condenado a cadena perpetua junto a otros siete compañeros en junio de 1964.

Después de 28 años corridos en prisión en una cárcel de máxima seguridad en la isla de Robben, aislado de todo, al extremo de que en ocasiones sólo pudo ver a su esposa por media hora una vez al año, a través de un cristal. Durante ese régimen carcelario bajo esas condiciones infrahumanas,

Nelson Mandela se convierte en el líder indiscutible del CNA, por lo cual acumula todas las energías espirituales suficientes para resistir toda represión e intentos de doblegarlo, hasta que la presión universal obliga a quienes lo condenaron, a conversar con el y liberarlo sin condiciones mediante un proceso de negociación que culminaría con la liquidación del oprobioso régimen del Apartheid.

El líder africano asumió el poder con el 63% de los votos en las primeras elecciones libres de su país, en 1994. Durante su mandato, condujo el proceso de integración de negros, mestizos, indios y blancos, mientras sentaba las bases de un gobierno democrático e integrador.

Se retiró en 1999 para dedicarse a la felicidad que la vida nunca le permitió tener, y así disfrutar de la paz y la tranquilidad de su hogar.

Ha mediado en conflictos africanos, y ha recibido galardones y homenajes en todos los rincones de la tierra, como por ejemplo el Premio Nobel de la Paz, otorgado por su lucha pacífica en contra de la discriminación racial, no solo en Sudáfrica, sino en todo el mundo.

Para concluir, quiero resaltar el ultimo párrafo de su testimonio, el cual dice: “He recorrido un largo camino hacia la libertad. He intentado no titubear. He dado pasos en falso en mi recorrido, pero he descubierto un gran secreto. Tras subir a una colina, uno descubre que hay muchas colinas detrás me he concedido aquí un momento de reposo, para lanzar una mirada hacia el glorioso panorama que me rodea, para volver la vista atrás hacia el trecho que he recorrido. Pero solo puedo descansar un instante, ya que la libertad trae consigo responsabilidades y no me atrevo a quedarme rezagado. Mi largo camino aun no ha terminado”, son las palabras textuales de este excelente ser humano que aún después de conseguir la fama, dinero y poder, mantiene las mismas cualidades y características con que fue forjado, sin subírsele los humos a la cabeza, cosa normal en los funcionarios y congresistas de República Dominicana.

Que Dios otorgue varios años de vida a este ser maravilloso que para mí es un Patrimonio de la Humanidad. Símbolo y paradigma de superación y perseverancia.

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