LA HORA CERO

by Alberto Torres

Estamos en la recta final de un momento crucial en la historia de la nación que puede afianzar lo que ha conquistado democráticamente o destruir los avances logrados.

Y es que la base fundamental de la estabilidad, aplicación y progreso de la democracia, dependen de los procesos electorales, por supuesto la forma y el fondo de estos legitiman la creencia que los ciudadanos puedan poseer en los mismos.

La forma en que un votante ejerce su derecho está dada por la seguridad que el estado, a través de sus leyes y códigos, brindan al respeto de su voto individual, aunque al final será la mayor colectividad la que se imponga no importa si usted está dentro o no de la misma; el fondo no sólo implica el respeto a la voluntad popular sino también envuelve el comportamiento de aquellos responsables de mantener la democracia viva; dígase los políticos, los jueces del tribunal electoral, la llamada sociedad civil y el pueblo en general.

Estos sectores deben comportarse a la altura de las circunstancias con prudencia y cordura aunque también le asiste el derecho de protestar ante cualquier intento de burlar la voluntad inviolable del electorado.

Así que se debe ser respetuoso en la victoria y digno en la derrota porque sólo así se fortalece la confianza y la solidez institucional, así como el programa socioeconómico que determina el futuro de los pueblos.